domingo, 9 de marzo de 2014

PELIGROSOS PARALELISMOS EN LAS VISPERAS DEL #13M



En las últimas semanas los argentinos hemos visto cientos de imágenes del pueblo de Venezuela marchando y manifestándose por sus libertades. Derechos restringidos por un gobierno que, legitimo en su origen, ha perdido esa legitimidad por el ejercicio abusivo y arbitrario del poder y por las gravísimas violaciones a los derechos humanos en que ha incurrido. Restricciones a la libertad de prensa, a la propiedad, al derecho de reunión, a la libertad de expresión son sólo las violaciones más evidentes para quienes vemos el drama venezolano desde Argentina, ahora podemos sumar a esas imágenes las de la represión de los colectivos paramilitares, podemos agregar las imágenes del terrorismo de Estado.
Hace un par de años atrás muchos tuvimos el privilegio de escuchar a María Corina Machado e intercambiar ideas con ella. Recuerdo como hoy sus palabras y como comparaba la situación de Venezuela con la realidad política de la argentina; como señalaba que los venezolanos decían “nosotros no somos Cuba, jamás llegaremos a eso”, de la misma manera que nosotros decimos que jamás llegaremos a ser como Venezuela, porque somos diferentes.
María Corina Machado
¿Somos diferentes? Quizás los pueblos, pero los gobiernos NO. El gobierno kirchnerista se ha quitado la careta impunemente y ha demostrado como su discurso sobre los derechos humanos es un mero relato vacío de contenido.
Para el kirchnerismo los derechos humanos sólo representan un negocio gigantesco de subsidios e indemnizaciones, un pasaporte para designaciones y una garantía de impunidad, pero jamás serán un valor trascendente que deba ser defendido sin importar quien ha sido el que los vulneró.
Es lamentable que la Argentina haya guardado un silencio cómplice frente a los actos de terrorismo de Estado del gobierno de Maduro. Es criminal que el gobierno Argentino pretenda justificar la represión al pueblo venezolano.
Hoy más que nunca recuerdo las palabras de María Corina Machado, su valentía y su diagnostico sobre las peligrosas similitudes atemporales a la Argentina y Venezuela y me pregunto cuánto faltara para que nos repriman a nosotros, a quienes nos atrevemos a pensar diferente.