EL ASALTO A LA JUSTICIA

La guerra de los Roses

Cristina Fernández de Kirchner tiene decidido designar a dedo y puenteando al Consejo de la Magistratura a los integrantes de las Cámaras Federales de Casación con que pretende democratizar a la justicia federal y nacional.

En el mundo judicial “casar” sentencias significa que un tribunal especial –Cámara de Casación- dicte una sentencia interpretando una ley o cualquier otra norma jurídica en un sentido determinado y que esa interpretación se vuelva obligatoria para todos los tribunales que deben decidir de acuerdo a ese precedente.

Consejo de la Magistratura convidado de piedra para la casación

Ese es el objeto del kirchnerismo con el proyecto democratizador de la justicia, entre otras reformas, crear tres Cámaras de Casación Federal, unificar la interpretación judicial de las leyes como a ellos les conviene, que no es siempre como la Constitución Nacional manda, y acabar con la independencia de criterio de los jueces.

El mandato del proyecto político, la necesidad de mantener la mística del relato contra un enemigo institucional, las voracidad autoritaria de la señora y la conveniencia de los rentistas de este régimen es que todos deben alinearse, por las buenas o por las malas, no es posible soportar, ni tolerar discrepancias, eso no es independencia, es traición y la traición se paga.

Sin embargo el problema de la creación de estas Cámaras de casación es que el procedimiento constitucional para designar a los jueces es largo, algo tedioso, y a veces impredecible, y se desarrolla ante un Consejo de la Magistratura que no responde íntegramente al mandato del régimen, porque parece que hay consejeros que prefieren ser decentes en lugar de legítimos.

De cara a este problema los redactores del proyecto de creación de los tribunales de casación encontraron la forma de puentear a la Constitución y al Consejo de la Magistratura, decidieron exigir que los jueces que integren esas cámaras deberán reunir los mismos requisitos que la Constitución Nacional exige para ser Ministro de la Corte Suprema y, obviamente, estarán sujetos a idéntico proceso de designación. Esto es, los elige Cristina Fernández y remite el pliego al Senado –antes honorable- para que les de acuerdo. Me animo a arriesgar que los 21 jueces que designarán para integrar las casaciones ya están en una lista, son obviamente kirchneristas y cuando la ley se sancione, si sobrevive esta cláusula en menos de 15 días estarán designados.

La Justicia bien vale una inundación

Pero esto no es todo, porque el tiempo es tirano tanto en la televisión como en la política y Cristina Fernández no esta dispuesta perderlo ni con inundaciones ni con impugnaciones como las que se efectuaron en su momento contra el juez Zaffaroni, por eso el segundo párrafo del artículo 7° del proyecto de creación de las Cámaras de Casación establece que si las circunstancias lo aconsejaran se establecerá un procedimiento abreviado. Qué es esto? Muy fácil, Cristina piensa puentear también al decreto 222/2003 con el que Néstor Kirchner se autolimitó, por lo menos ante la sociedad, para la designación de jueces de la Corte Suprema.

En síntesis, la señora Presidente en un acto de arrojo institucional ha decidido proceder a democratizar la justicia argentina inaugurando un mecanismo de dedocracia jurídica, su dedo designará.

Piumato sabe que también vienen por la caja sindical

Contra estos proyectos revolucionarios se alza esta semana el gremio de los empleados judiciales comandados por Jorge Piumato, léase bien, los empleados, los ordenanzas, las bases, quienes mejor conocen lo que vendrá y, lógicamente, entre los magistrados y funcionarios que eligieron el honor en lugar de la legitimidad, existe el mismo malhumor.

Mientras tanto la Corte Suprema espera, guarda silencio para poder expresarse, ya que de lo contrario serían recusados por prejuzgamiento, pero ojo, la Corte tiene suficiente legitimidad constitucional para oponerse a estos cambios si de ellos se deriva la afectación de independencia o se busca vaciarla de poder, ya lo ha hecho con anterioridad y no es dudoso que lo vuelva hacer.