En
las últimas semanas los argentinos hemos visto cientos de imágenes del pueblo
de Venezuela marchando y manifestándose por sus libertades. Derechos
restringidos por un gobierno que, legitimo en su origen, ha perdido esa
legitimidad por el ejercicio abusivo y arbitrario del poder y por las gravísimas
violaciones a los derechos humanos en que ha incurrido. Restricciones a la
libertad de prensa, a la propiedad, al derecho de reunión, a la libertad de
expresión son sólo las violaciones más evidentes para quienes vemos el drama
venezolano desde Argentina, ahora podemos sumar a esas imágenes las de la
represión de los colectivos paramilitares, podemos agregar las imágenes del
terrorismo de Estado.
Hace
un par de años atrás muchos tuvimos el privilegio de escuchar a María Corina
Machado e intercambiar ideas con ella. Recuerdo como hoy sus palabras y como
comparaba la situación de Venezuela con la realidad política de la argentina; como
señalaba que los venezolanos decían “nosotros no somos Cuba, jamás llegaremos a
eso”, de la misma manera que nosotros decimos que jamás llegaremos a ser como
Venezuela, porque somos diferentes.
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María Corina Machado |
¿Somos
diferentes? Quizás los pueblos, pero los gobiernos NO. El gobierno kirchnerista
se ha quitado la careta impunemente y ha demostrado como su discurso sobre los
derechos humanos es un mero relato vacío de contenido.
Para
el kirchnerismo los derechos humanos sólo representan un negocio gigantesco de subsidios
e indemnizaciones, un pasaporte para designaciones y una garantía de impunidad,
pero jamás serán un valor trascendente que deba ser defendido sin importar
quien ha sido el que los vulneró.
Es
lamentable que la Argentina haya guardado un silencio cómplice frente a los
actos de terrorismo de Estado del gobierno de Maduro. Es criminal que el
gobierno Argentino pretenda justificar la represión al pueblo venezolano.
Hoy
más que nunca recuerdo las palabras de María Corina Machado, su valentía y su
diagnostico sobre las peligrosas similitudes atemporales a la Argentina y
Venezuela y me pregunto cuánto faltara para que nos repriman a nosotros, a
quienes nos atrevemos a pensar diferente.