El 10 de julio de 2012 comenzamos nuestras
publicaciones y a 7 años y meses de aquel momento avizoramos tiempos oscuros para
la Argentina.
El rotundo fracaso de Mauricio Macri y la pérdida de
la oportunidad que le había conferido el electorado argentino nos ha dejado en
una delicada posición.
El triunfo kirchnerista y la confirmación de la
vocación populista de Alberto Fernández nos hace temer por nuestras libertades.
Aún no se ha realizado el traspaso ni renovado el
Congreso y ya gozan de media sanción un nuevo texto de la Ley de Alquileres y
un delirio compartido entre Sergio Massa y Lilita Carrió denominado Ley de Góndolas.
El Radicalismo, que no termina de morir, en su agonía sigue
destruyendo a la Argentina y entrega sus votos en Diputados al kirchnerismo.
Latinoamérica esta convulsionada. La izquierda se
dedica a realizar fraudes electorales y ensayar golpes de Estado enmascarados
en reclamos sociales.
El doble estándar moral de la izquierda cubano
chavista le permite cómodamente justificar cualquier situación que beneficie su
estrategia de someter las democracias del sur de América.
Los sectores de centro y liberales se encuentran
aturdidos por el relato progresista y no reaccionan. En general los políticos tienen
miedo de caer en afirmaciones que sean tildadas de políticamente incorrectas y
prefieren callar que defender sus convicciones.
Pocas excepciones logran mantenerse firme contra el
avance comunista en la región, que promete ser cada vez más virulento hasta
destruir las bases del constitucionalismo liberal del siglo XIX.
Hoy, con renovadas fuerzas y más experiencia, debemos
levantarnos y gritar que hasta acá llegaron.
Nuevamente
vamos a resistir con la Constitución nacional en la mano.