Este miércoles 27 de febrero la Honorable Cámara
de Diputados de la Nación Argentina
discutirá la sanción del Memorando de Entendimiento entre la República Terrorista
Islámica de Irán y nuestro país.
El Tratado encierra diversas
inconstitucionalidades, viola los artículos 18 y 109 de la Constitución
Nacional , el Pacto de San José de Costa Rica y como se trata
de una norma abierta que habilita a posteriores regulaciones por la Comisión de la Verdad que crea en su texto,
seguramente habrá otras inconstitucionalidades más por venir. Sin embargo, hasta
estas agresiones a nuestro sistema jurídico a nuestro edificio institucional
pierde importancia frente a lo que hay detrás de ese Tratado internacional.
Si se llegara a sancionar el acuerdo
con Irán no sólo se desplazaría nuestro derecho interno –ley de procedimientos
penales y eventualmente ley penal de fondo- sino que se develaría una nueva
realidad política del país frente al mundo, convirtiéndonos, de alguna manera, en
un país funcional al sector más retrogrado del mundo fundamentalista musulmán,
si es que los fundamentalismos permiten ser medidos en grados evolutivos.
Sin duda el gobierno esta
convencido de lo que ha negociado en estos dos años y su voluntad de
pertenencia a ese sector del mundo aparece manifiesta y por eso soporta las
enfurecidas críticas de todos los sectores de nuestra sociedad de vocación
democrática y cosmopolita. Me pregunto sin embargo, si el Gobierno es
consciente de todo lo que abandona al arrodillarse ante el terrorismo islámico.
Cristina Kirchner ha decidido
llevar a la República Argentina
a una de sus noches más oscuras, sólo comparable con los momentos más dramáticos
del proceso militar 1976/1984 y con su decisión convierte a nuestras
instituciones en participes necesarios de la impunidad que cubrirá a la
voladura de la AMIA.
En una de las tantas
manifestaciones de su trastorno obsesivo compulsivo por descollar en ese grupúsculo
de patéticos dictadores latinoamericanos entre los que se cuentan el moribundo
Chávez, Correa, los hermanos Castro y Morales, todos más cercanos al personaje
de Woody Allen en Bananas que a estadistas de la talla de Churchill o De Gaulle;
Cristina Kirchner, aunque lo niegue, ha decidido convertir a nuestra nación en
una republica antisemita, Picheto inconscientemente lo ha dejado expuesto.
Yo le ruego a todos los diputados
nacionales, de todos los partidos políticos, de la izquierda a la derecha, sean
partidos nacionales o expresiones provinciales, que voten en contra de este Memorando
con Irán, no acompañen ni colaboren a que se escriba la página más obscura de
la historia argentina de este siglo XXI.
El 27 de febrero se vota mucho más
que un acuerdo con una potencia extranjera, se vota si decidimos ser una
sociedad moral y civilizada o si elegimos el camino del terror y la impunidad;
se vota el respeto a nuestros muertos, sin importar sus creencias, o si
transamos con su sangre por quien sabe que negocio o ego en juego.
Señores Diputados, ayuden a su
pueblo a que se sienta orgulloso de ustedes.
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Victimas de la AMIA, su memoria reclama votar en contra de un Tratado que deja impune sus asesinatos. |
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