Ayer por la tarde,
jueves 21 de febrero de 2013, la Honorable
Cámara de Senadores de la Nación Argentina
escribió una de las páginas más obscuras de la historia legislativa argentina.
Por 39 votos a favor, 31 votos en contra, y la abstención de los senadores
Menem y Meabe (esta última liberal de Corrientes), se dio media sanción al Memorándum
de Acuerdo con la República Islámica
de Irán.
Canciller Argentino Timerman |
Dicho Estado esta
imputado de haber sido el financista e instigador del atentado terrorista
contra la AMIA
–Asociación Mutual Israelita Argentina-, conducta que puede ser entendida como
un acto de guerra de una nación contra otra. Sin embargo el casi centenar de
asesinatos perpetrados por Irán contra ciudadanos y habitantes argentinos,
gracias al Senado y a una errática y oportunista concepción de la política
exterior argentina, ahora podría quedar impune.
Mahmud Ahmadinejad, presidente de Irán |
Más allá de las varias
violaciones constitucionales que encierra este acuerdo, redactado a la medida
de las necesidades políticas del presidente Mahmud Ahmadinejad, el mismo que
niega la existencia del holocausto provocado por los nazis y despierta la
admiración del dirigente social Delia, el poder ejecutivo ha tenido la virtud
de destruir su política de derechos humanos o, en todo caso, se ha quitado la
careta acerca de la orientación de su verdadera concepción sobre los derechos
humanos. Materia necesaria e indispensable del relato oficial.
Senadores Fernández y Picheto operadores oficialistas |
El poco prestigio que
le quedaba al gobierno de Cristina Kirchner, después e haber asfaltado su
administración con fracasos económicos ya inocultables, estaba fundado en los
juicios llevados a cabo contra las violaciones a los derechos humanos cometidas
por los militares que participaron en la lucha contra la subversión terrorista
que azotó al país desde mediados de los ‘60 y hasta principios de los ’80. Aún
cuando nunca se contempló brindar verdad y reparación en justicia a los deudos
de las victimas de aquella subversión terrorista, era innegable la legitimidad
de esos juicios, aun cuando se tratara de una legitimidad a medias.
Ahora, este acuerdo,
que sólo conduce a liberar de la persecución internacional a cinco funcionarios
iraníes, también corre el velo de la verdadera concepción que tiene el gobierno
sobre los derechos humanos. Una concepción parcial, sesgada, fundada en la
venganza institucional y que ahora se viste de oportunista y nos hunde en la más profunda vergüenza como nación.
Los 39 senadores que
ayer dieron su voto afirmativo al Memorándum de Entendimiento con Irán, no sólo
dejaron expuesta su obediencia debida a un poder ejecutivo que ya ha traspasado
los umbrales del bipolarísmo para transitar otros obscuros e intrincados caminos
psiquiátricos, sino que deberán cargar por el resto de sus vidas con el peso de
haber violado, por primera vez algunos y nuevamente otros, los derechos humanos
de los habitantes de esta Nación.
Sinceramente espero
que Dios se apiade de ellos, al tiempo que hago votos para que la sociedad
argentina no olvide y que algún día sean enjuiciados y condenados por transar
con quienes asesinaron a 85 argentinos e hirieren a más de 300.
Quizás todos deberíamos
ponernos de pie y gritar:
AMIA NUNCA MAS, NI OLVIDO NI PERDÓN, JUICIO Y CASTIGO.
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