martes, 10 de julio de 2012

Presentación

En 1853 un grupo de ciudadanos reunidos en Congreso General Constituyente nos dio la herramienta más perfecta que estaba a su alcance para garantizar los derechos de los habitantes de estas tierras, nos dio una Constitución Nacional.
Esa Constitución, ley de leyes, norma superior del orden jurídico argentino, por un lado expreso derechos y garantías reconocidos a los habitantes de la República Argentina, y por otro lado diseño un sistema de gobierno limitado fundado en los principios federales, representativos y republicanos.
Desde hace 159 la Constitución Nacional rige nuestros destinos y pese a las reformas a que fue sometida y a los periodos de gobiernos de facto que interrumpieron su vigencia, sus principios liberales han sido una garantía para el ciudadano.
Hoy esos principios rectores de la convivencia entre los habitantes de esta Nación, los derechos que la Constitución nos reconoce y el mismo sistema republicano están en peligro. Un terrible peligro acecha a nuestra norma superior, una vez más se pretende modificarla. Sin embargo no se trata de una modificación como la del año 1994, que no alteró sus esencia liberal; se trata de modificación radical de sus valores, se trata del abandono de una filosofía jurídica en donde el centro de sistema es el ser humano y sus derechos fundamentales de libertad y propiedad.
La reforma proyectada pretende modificar la esencia de la Constitución Nacional y adoptar una nueva filosofía jurídica en donde el centro de sistema será el Estado y el ser humano, el individuo, perderá su derecho a la libertad y a la propiedad, por lo menos como lo hemos entendido hasta la actualidad.
Detrás de la reforma proyectada hay otros objetivos, intereses mesquinos que pretenden entronizar por tercera vez a la señora Cristina Fernández de Kirchner en la presidencia de la Nación y para ello el denominado “Modelo” deberá ser convertido en el nuevo paradigma constitucional argentino.
Quien piense o considere que estas líneas son fatalistas o exageradas, no tiene idea de los cambios que se avecinan y de como sufrirá su vida diaria, cambios que no sólo afectarán a las cuestiones más ordinarias de la vida de los argentinos, sino que anticipan fatalmente que el regreso a la normalidad no será pacífico y que, como en 1853, costará la vida y fortuna de cientos de argentinos.
Es por eso que este blog se ha denominado Resistencia Constitucional, porque la defensa de la Constitución Nacional no puede esperar, no puede ser postergada para otro momento, debe ser ya, ahora, hoy mismo debemos tomar consciencia del peligro que enfrentamos.
Ruego a todos los argentinos de bien que lean o relean la Constitución Nacional, que descubran el valor incuestionable de una norma jurídica a cuyo abrigo este país alguna vez fue una esperanza de libertad y progreso, un faro de esperanza para infinidad de inmigrantes y que se convenzan de que reformar el texto constitucional sólo responde a la voluntad de un sector político de perpetuarse en el poder.
Por lo dicho, y por lo que diré a partir de hoy, los convoco a la defensa de nuestra Constitución Nacional.

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