jueves, 1 de noviembre de 2012

DESDE LA ESCRIBANIA KIRCHNERISTA


Tres proyectos fundamentales se votaron ayer en el Congreso. Voto a los 16 años de edad, Ley de Presupuesto y Per Saltum. Los tres impactaran de lleno en la sociedad y determinaran gran parte de sus vidas futuras.
La ley de Presupuesto merece muchas líneas, pero no le dedicaré muchas por la sencilla razón de que en la Argentina actual dicha norma rectora de las finanzas de la nación a pasado a ser una mera formalidad plagada de inexactitudes que el poder ejecutivo se ha encargado de relatar y que jamás cumplirá, sin embargo nunca deberemos olvidar que buena parte de la fortuna de los argentinos, como señala el artículo 29 de la Constitución Nacional, sufrirá sus consecuencias.
La flamante ley que permite votar a los menores mayores de 16 años se incorpora al sistema jurídico argentino con un vicio de inconstitucionalidad congénito. El artículo 37 de la Constitución Nacional, introducido por la reforma constitucional del año 1994 y seguramente votado en aquella oportunidad por muchos de los legisladores actuales, establece claramente que “…el sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio”, por lo tanto existe una contradicción evidente entre la ley que lo crea como optativo para los electores entre 16 y 18 años y el texto constitucional.
Soluciones posibles a esta contradicción hay dos. La primera es que el poder ejecutivo vete parcialmente ese aspecto de la ley y promulgue el derecho que se reconoce adecuando la nueva ley al mandato de la Constitución Nacional, la segunda posibilidad es que algún ciudadano, un padre de un menor en ejercicio de su patria potestad o un partido político o una ONG dedicada a los derechos ciudadanos plantee una acción de certeza a fin de que la justicia se expida acerca de dicha controversia, lo que podría conducir el tema hasta la Corte Suprema dada la eminente naturaleza federal de la cuestión.
La media sanción del Per Saltum es la tercera novedad legislativa de este 1° de noviembre. El poder ejecutivo mediante su mayoría automática en el Congreso va cerrando el cerco contra el Grupo Clarín y para asegurarse que ninguna eventualidad pudiera serle adversa después de haber forzado la designación de jueces subrogantes en primera instancia, conseguido la renuncia de jueces y camaristas, recusado a otros magistrados y en general haber amedrentado mafiosamente a los garantes de nuestros derechos, se ha diseñado un puente de acceso directo a la Corte Suprema.
Este puente o salto de instancia le permitirá obviar a las Cámaras Federales y llegar más rápido a la Corte, lo que pone en duda la tan mentada independencia de ese tribunal, ya que si así fuera, si no existiera la confianza del éxito, porque apurar un acceso que puede conducir a un resultado aleatorio.
La Corte por su lado esta siendo arrinconada, deberá ponerse el traje de la historia o el uniforme de la verticalidad kirchnerista, veremos por donde circula la madures de nuestro tribunal constitucional.
Juez de la CSJN Raúl Eugenio Zaffaroni
En este escenario cobran particular importancia las declaraciones del juez Zaffaroni quién abiertamente, sin pudor, ha dejado entrever su posición renuente a la prensa y aun cuando se pretenda justificar sus dichos circunstanciándolos a la época de la dictadura, queda en el ambiente el sabor amargo del prejuzgamiento.
Quizás hoy más que nunca resulte esclarecedor recordar el artículo 29 de nuestra Constitución Nacional cuando prescribe que  “El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni a las Legislaturas provinciales o a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o la fortuna de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria”.
Sería bueno que los que se autodenominan oposición releyeran la Constitución Nacional antes de andar dando quórum alegremente para el tratamiento de leyes de esta especie, ya que, hasta donde yo entiendo a eso apunta la palabrita “consientan”. 

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