Av. 9 de Julio en las inmediaciones de la Plaza de la República. |
Es muy
rápido para efectuar un análisis certero de las consecuencias que dejará el #8N
en la política Argentina, en estos días veremos la reacción del Poder Ejecutivo
y esa será la fase final de lo que comenzó sorpresivamente en septiembre.
Si la
reacción es similar a la que generó el 13S se confirmará que el Kristinismo ha
comenzado la etapa final de su vida democrática, porque definitivamente la
ceguera que padece ante lo evidente creará un abismo con una parte mayoritaria
del pueblo argentino que ya no podrá ser remontada. Esa posibilidad es
ciertamente preocupante, porque determinará la radicalización del modelo y
demonizará definitivamente a todo el que piense diferente.
Por el
contrario, si la abrumadora marcha popular de ayer consiguiera traer sosiego a
la vida de la presidente y la hiciera recapacitar sobre sus actitudes,
atemperar su agresividad, quizás, sólo quizás lograría mantener en pie algún
puente que le permita dialogar con un pueblo que comienza a detestarla.
Muchas
cosas quedaron claras después de ayer. En primer lugar los argentinos hemos
madurado. Nos hemos dado cuenta que la impunidad y el autoritarismo no tienen
ideología, que no son de izquierda ni de derecha, que son vicios, decrepitudes,
deformaciones de la política que afectan, a los más débiles, que siempre somos
el pueblo.
Hemos asumido
y demostrado que todos somos el pueblo, más allá de la clase social a la que
accidentalmente pertenezcamos, la actividad laboral que desarrollemos o el
dinero que poseamos y, fundamentalmente, nos hemos dado cuenta que sin importar
en que parte de esos sectores nos ubiquemos, cuando pierde vigencia el gobierno
limitado nada nos salva de la prepotencia arbitraria del autoritarismo.
En la
marcha de ayer nadie le pregunto al que tenia al lado de que partido era o cual
su ideología, eso no importaba, todos éramos argentinos afectados por el mismo
mal, la violación de la República.
En la
marcha Peronistas, Radicales, Socialistas, Liberales e independientes reclamamos,
unidos como un sólo cuerpo, la independencia de la justicia y exigimos a los
jueces que se comporten como deben, que sean valientes, que se opongan al
autoritarismo, que garanticen la libertad de expresión y de prensa, el derecho
de propiedad, el gobierno limitado, en síntesis, pedimos Constitución, plena
vigencia de la Constitución Nacional.
Sin
embargo, el metamensaje de la marcha estuvo dirigido a la oposición, para que
se una, para que deje de lado los egos personales y se ponga la toga de la República , que hoy es la
gran aglutinadora del pueblo argentino.
Creo
que esta ha sido la marcha más grande de la historia argentina, una marcha en
3D, porque se dio en el mundo, en las provincias y en la capital federal, de lo
que estoy seguro es que no podrá ser igualada.
Sólo
quisiera saber y creo que esto desvela a más de un kirchnerista, es si la
marcha es la punta del iceberg.
Obelisco visto desde Av. de Mayo. |
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